5 historias de terror para un arqueólogo en la noche de Halloween

Por fin, ya llegó, ¡es halloween! (o eso dice Facebook).

Y no lo digo porque me guste especialmente esta fiesta, sino porque algunos llevan desde el viernes celebrando halloween…esto de que caiga un lunes, es un auténtico chollo para bares y discotecas, pero a más de uno le parecerá estar viviendo el día (bueno la noche) de la marmota con el halloween de este año. Yo llevo viendo personas disfrazadas de zombi, fantasma y vampiro ya cuatro noches.

Y como la cara de un fantasma se ha quedado este blog, al observar que sus escribas lo teníamos totalmente abandonado. Ha sido volver del Congreso Arqueonet y de la charla de «Cómo ser un arqueólogo influencer» y darnos cuenta que os debíamos a vosotros, lectores, una explicación plausible de este desierto de artículos. Gracias a I. Bazarra por abrirnos los ojos en ese sentido.

Pero hoy os quiero contar 5 historias verdaderamente terroríficas para un arqueólogo. Lo que verdaderamente tememos, lo que nos acojona, lo que no nos deja dormir a estos locos arqueólogos. Si lo que quieres leer los motivos de este abandono del blog ve directo al final (no recomendado si lo que quieres es pasar miedo…mucho miedo…)

Excavando muertos

Si, es todo un clásico para un arqueólogo que se precie. Para nosotros excavar un muerto es como para un médico operar a corazón abierto: casi una rutina (bueno, a lo mejor he exagerado un poco). Por eso cuando sales de los círculos arqueológicos tienes que andar con ojo, porque lo que es normal para ti, para los demás es terrorífico.

Contar, por ejemplo, que en el almacén tenemos 150 muertos…acojona al más valiente. Vamos que tenemos un cementerio, como el de poltergeist, en toda regla. Todavía recuerdo el día que invité a un colega a dormir en casa, en la habitación que teníamos habilitada como «oficina/almacén». Recuerdo que me preguntó (eran altas horas de la madrugada) que si en alguna parte teníamos muertos. Y le contesté, sin ningún miramiento ni censura, que sí, que 13 niños. Su cara fue…tal que así.

Yo no sé si durmió. Pero si lo hizo, tuvo pesadillas seguro. (¡¡¡Juanma no vayas a la luz!!!) 🙂

La arqueología objetiva

¡Qué titular menos atractivo! Pero, sin duda, refleja una situación terrorífica para un arqueólogo. A quién no le ha pasado que en una reunión entre colegas de repente alguien suelte la gran frase «la arqueología es objetiva». ¿Objetiva?¿Objetiva? Objetivo es que no voy a volver a hablar contigo, eso seguro.

Creemos en el sujeto, que filtra la realidad, que nunca es única, que tiene muchas caras, y si no que se lo pregunten al niño del Sexto Sentido.

Esta ilustración, que desde que la vi cambió radicalmente la forma en que entendiendo los conflictos entre personas, es buen ejemplo de ello. Es un 6 o un 9. Pues las dos cosas o incluso un 3. La arqueología es ideología, es política, y si no eres consciente de ello, ¡cuidado! a lo mejor estás buscando una respuesta sin hacerte las preguntas adecuadas, sino las preguntas que otros han decidido por ti que son las importantes. ¿Acojona,… verdad?

Reverte como referente

Algunos que asistísteis al Congreso de Arqueonet, en el MAN, el día 29 de Octubre, ya sabréis que fuimos los encargados de moderar la Mesa IV, sobre Arqueología Feminista y mundo Online. Fue una experiencia muy enriquecedora, que probablemente os contemos en otro artículo…

Y hablando con las participantes de la mesa, nos contaron una historia terrorífica: Imaginaos que estáis defendiendo el lenguaje inclusivo y que tu interlocutor te responde poniéndote como ejemplo de referente de la norma nada más y nada menos que…(se admiten apuestas) a nuestro gran e ilustre Académico de la lengua, P. Reverte… es para salir corriendo del susto o que te empiece a dar vueltas la cabeza como a la niña del exorcista, con vomitona incluida al interlocutor, por supuesto.

Bueno, por desgracia, esa no fue la única anécdota terrorífica, pues imagináos por ejemplo ver en clase una lámina que ponga «canal de parto del hombre»…toma, toma, toma! si el figura artífice de dicho contenido didáctico, objetivo donde los haya, llega a leer este artículo, le pedimos encarecidamente que nos haga llegar dicha lámina bizarra, pues vale su peso en oro.

Indiferencia ciudadana

Estuvimos hace poco viendo la genial obra de teatro «la Piedra Oscura» que, para quien no la haya visto, trata sobre los últimos momentos de vida de Rafael Rodríguez Rapún, amigo de Lorca, con el que probablemente tuvo una relación sentimental antes de su muerte. Su final nos llevó a una reflexión: ¿Por qué si el teatro está lleno todos los días de representación y al final de la obra los asistentes se levantan a aplaudir sobrecogidos, no hay ninguna iniciativa para cambiar las cosas realmente? ¿Por qué si existe tanto interés en el público por problemas propios de la memoria histórica aun siguen tirados en cunetas miles de personas?

Es una historia sin duda de auténtico terror, casi claustrofóbica, porque no tiene sentido y se está incumpliendo una ley. No tiene sentido que sigamos poniendo cara neutra cuando hay gente, incluidos referentes, estos no Académicos sino Políticos, que supuestamente deberían estar al servicio de toda la sociedad española, que dice en público cosas como esta «Ya no hay más fosas que descubrir, salvo que se empeñen en buscar a Lorca en los cuatro puntos cardinales de España». Es para dar un grito de espanto, y es que parece que en España, después del terror nos hicieron trato, truco y aún no nos hemos podido levantar de la pesadilla.

El sondeo que corta y está relleno

Bueno, volviendo a temas mas banales, esto lo hemos vivido…con horror!. Imagináos, acabar una intervención consistente en una valoración inicial mediante sondeos manuales y, al ir a revisar las fichas de campo redactadas por algún técnico, darte cuenta que ¡había hecho dos fichas para cada sondeo negativo que él mismo había excavado!

A este fenómeno, que debía estar inspirado por el mismo diablo, le parecía lógico describir el sondeo como relleno por vegetal, corta a …, por supuesto, vegetal (¡OMG! ) y,…esto es lo mejor, de planta rectangular, esquinas redondeadas y paredes ligeramente inclinadas al interior (jajajaja, ¡WTF!, a eso le llamo yo ser humilde y reconocer los propios defectos).

Motivos y objetivos

Para acabar, la explicación que, como os contamos al principio, nos hemos dado cuenta que os debíamos: el blog lo dejamos aparcado, en suspenso, para experimentar con un nuevo proyecto de divulgación: «Canal Caverna». Y esto fue una decisión sencilla. Estábamos un poco aburridos de la rutina del blog y queríamos seguir divirtiéndonos, porque pensamos que el motor de todo está en disfrutar en cada momento de lo que haces. Y así, sin ningún objetivo concreto, nació un 15 de Mayo, Canal Caverna.

Creemos en una arqueología abierta al público, en todos los sentidos. Por eso pensamos que las Redes Sociales y Youtube era una manera perfecta para exponernos a las preguntas de todos aquellos que pudieran estar interesados por la arqueología. Y de ahí Canal Caverna.

No nos vamos a engañar, no es perfecto ni mucho menos (mal sonido, mala calidad del vídeo, etc) pero nuestro objetivo no era ese, sino hacerlo, ponerlo a rodar. Hemos sido testigos de iniciativas geniales que, por buscar la perfección, se quedan en eso, en proyectos. Y hay que decir que con Canal Caverna, nos lo hemos pasado muy bien.

Para los que nos seguís os habréis dado cuenta que llevamos unas semanas sin publicar un vídeo nuevo. Ahora estamos pensando qué vamos a hacer con ello, pero por ahora ya tenemos un nuevo programa en mente.

Así que, por eso dejamos el blog. La idea, en principio, era trasladar los programas de Canal Caverna al blog, pero al final no lo hicimos. Tener un programa semanal es una tarea ardua que requiere mucho tiempo, esfuerzo y pensamiento, sobre todo si esto va unido a memorias, informes, excavaciones, seguimientos, prospecciones, hoy aquí, mañana el cualquier otro sitio,….

Por eso os preguntamos a vosotros. ¿Que creéis que es mejor?: ¿seguir con Canal Caverna? ¿Continuar con el Blog?..¿Alguna otra idea loca?¡Nos encantaría saber vuestra opinión!
Gracias por leernos hasta el final.